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¿Es posible que haya vida por doquier en el espacio exterior?

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DE OVNIS Y OTRAS LEYENDAS
DE OVNIS Y OTRAS LEYENDAS

El carbono y el medio primitivo

 

 Si el elemento —podríamos decir clave— del universo de galaxias ha sido y es el hidrógeno, a partir del cual fueron fabricados naturalmente los restantes 91 elementos químicos, en el campo biológico es necesario considerar como clave para la vida al elemento carbono.

 Esta estructura compuesta, según la física nuclear, de 6 protones, 6 neutrones y 6 electrones, con un peso atómico de 12, se constituyó en el núcleo de toda estructura viviente. Pareciera ser que la esencia del universo ha acentuado sus manifestaciones vitales de nuestro planeta Tierra en este elemento químico que tan burdamente, tan superficialmente, conoce el hombre.

 En efecto, el bioquímico solo habla de interacción de capas electrónicas que rodean el núcleo, que es lo que da origen al quimismo, sin saber en esencia qué es un electrón.

 ¿Se hallan, por ejemplo, los electrones contenidos en un rayo cósmico? Un rayo cósmico produce mesones piones por colisión nuclear. Estos mesones se desintegran en mesones muones, en rayos gamma y electrones positivos y negativos.

 Los núcleos radiactivos también despiden electrones en forma de rayos beta.

 ¿Significa esto que los electrones se hallan contenidos también en los núcleos atómicos además de orbitarlos? No creo que la física actual tenga la respuesta concreta.

 También se ha dicho que el quark y el antiquark se aniquilan y producen electrones, y se sabe que un neutrón al desintegrarse, deja como restos un protón, un neutrino y un electrón.

 Luego, no creo que solamente los electrones orbitantes intervengan en los procesos bioquímicos y propiamente biológicos. También los elementos nucleares deben jugar algún papel en esos fenómenos.

 El carbono presente en toda materia orgánica en proceso, ha sido el elemento aglutinante primitivo, principalmente por su capacidad de formar enlaces covalentes consigo mismo en largas cadenas, lo que permitió las primeras combinaciones que no fueron más allá de simples compuestos inorgánicos.

 Sin embargo facilitó el encendido de la chispa que iba a originar nuevos procesos encadenados que se iban a recortar paulatinamente del medio inorgánico al ir creándose los campos biogenéticos.

 El agua fue, con toda seguridad, el medio aproximador de las moléculas disueltas. Por ello se dice que la vida se tuvo que haber originado en el agua.

 Se, tengo conciencia, de que todo este panorama cósmico generador de vida en un puntito del universo, suene a anticuado, por lo cual sugiero que salgan a la palestra otras opiniones de última generación, pero de todos modos el creacionismo obrado por cierto demiurgo imaginado, queda en ridículo ante los últimos avances de la ciencia. Ello tan sólo pertenece con toda evidencia a una mera pseudociencia.

 De los 9 elementos químicos clásicos que componen la Tierra, unos 40 de ellos entran en los procesos vivientes, pero los más importantes son, al margen del carbono: el hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre, fósforo cloro, potasio sodio calcio, magnesio, hierro, silicio, como elementos bioenergéticos. Entre los oligoelementos, los más importantes son el litio, bario, estroncio, cobre, cinc, flúor, bromo, arsénico y boro, que entran en el torrente vivo en cantidades ínfimas.

 Esto quiere decir grosso modo que un trozo de chapa de cinc, una pieza de hierro, un terrón de cal, una roca, el gas nitrógeno, en otras circunstancias y dentro de campos creados, pueden formar parte del torrente vivo, ya irreconocibles allí en la hemoglobina, en el tejido óseo, en una uña o un cabello, por ejemplo.

 ¿Es realmente así? ¿Es correcto pensar que un hacha o un martillo o un remache de cobre poseen propiedades biogenéticas? ¡Claro que no, si consideramos a los elementos hierro o cobre fuera de un campo biótico!

 Recordemos que, en profundidad, es necesario pensar en las manifestaciones de lo subyacente, de aquello que se esconde bajo la forma, capa o más bien apariencia, de hierro, cobre, hidrógeno, nitrógeno, etc., esto es la esencia universal que también se halla detrás del protón, del neutrón, del electrón, del fotón, del quark, etc. Recordemos también que el cobre o cualquier otro material, puede desintegrarse de pronto y viajar algunos de sus componentes a la velocidad de la luz, o liberar tremenda energía nuclear.

 La chapa metálica, el cristal, el gas, son tan sólo manifestaciones de lo subyacente, según el campo o ambiente físico en que se encuentran.

 Cuesta creer que un terrón de tierra desmenuzado entre los dedos, en otras condiciones pueda ser parte de un ratón, una planta de lechuga o un pez; o que un montón de barro acumulado contenga los bioelementos necesarios para que en otras circunstancias físicas pueda estructurar a un ser humano que piensa, sueña, ama, goza o sufre. Pero la plasticidad de la esencia del universo, es tal que la corteza terráquea pudo convertirse en un hervidero de formas vivientes que pululan en la biosfera planetaria.


Remotas posibilidades de un origen extraterrestre de la vida

 

 Según la teoría de la panspermia de Arrhenius, existen gérmenes de vida omnipresentes en el espacio extraterrestre universal, provenientes de otros mundos. Estos gérmenes fueron empujados por la radiación de algún estallido hasta su arribo a la Tierra para germinar y desarrollarse aquí en las diversas formas de vida. De modo que toda la vida sobre nuestro planeta, incluso la de los seres humanos, no sería autóctona sino alienígena, de origen extraterrestre. (Caemos así de bruces en una mera y evidente pseudociencia).

 

 Pero ya anteriormente en 1865 Richter supuso que la vida ha existido siempre en el universo y propuso la teoría del cosmozoon, una especie de espora que habría pasado de un sistema planetario a otro donde nunca antes había existido la vida.

 Más recientemente ciertos astrónomos entre ellos Hoyle, adhirieron a la teoría de la panspermia aunque para estos, el medio de trasporte a través del espacio fueron los cometas en lugar de las radiaciones.

 También otros estudiosos, que han observado cierta clase de meteoritos como las condritas carbonáceas, afirman haber hallado en ellos ciertos aminoácidos, y piensan que esto ya sería suficiente indicio de que los ladrillos constructores de la vida (los aminoácidos) habrían arribado a la biosfera mediante este medio de transporte: los meteoritos. ¡Así de simple! Sin embargo, una cosa es un aminoácido, un compuesto molecular que “está ahí” suelto, como un tornillo o engranaje de una máquina, y otra muy distinta es un proceso viviente donde todo se mueve, los elementos se empujan, atraen, intercambian, forman nuevas sustancias, producen energía… Podemos poseer cantidades de tuercas, arandelas, resortes, poleas, engranajes, pistones, cilindros, etc. mezclados, amontonados en el suelo, íntegramente todos los que pueden componer una máquina, pero sin embargo ello no significa un paso automático desde esas piezas hacia la construcción de una máquina, Es decir que esas piezas no pueden de pronto moverse por sí solas, ordenarse, ensamblarse y ponerse en marcha. Lo mismo ocurre con las “piezas biológicas”.

 Si bien un aminoácido o cualquier sustancia conocida en los seres vivientes y al mismo tiempo hallada en el espacio sidéreo, como amoníaco formaldehido, formamida, ácido cianhídrico, ácido fórmico, etc. formados allí por puro azar, consiste en realidad en un proceso, algo que está sucediendo, esas piezas sueltas no constituyen pruebas de vida. Aún falta mucho para que eso funcione como fragmentos de un organismo junto con otras sustancias, para que forme parte de un “torrente vivo”. Podemos decir que aun ¡falta casi todo! El proceso viviente es inconcebiblemente complejo, tan laberíntico, entrelazado indescifrable, que nuestra capacidad mental flaquea para entenderlo en su conjunto. Tan sólo es posible entenderlo por partes, previo desmenuzamiento.

 Los famosos químicos de antaño (pero muy duchos a pesar de todo), Miller y Urey consiguieron obtener aminoácidos y varias moléculas orgánicas que también participan en los procesos biológicos, mediante descargas eléctricas sobre una mezcla de metano, amoníaco, agua e hidrógeno. Sin embargo tampoco esto significó algo a favor de los que sostienen que la vida es un fenómeno común en el universo.

 En cuanto a la panspermia o siembra de gérmenes de vida a lo largo del espacio extraterrestre, sólo es necesario señalar que es totalmente imposible que una trama tan fabulosamente compleja y delicada como lo es el código genético, aun de las formas más inferiores, haya llegado incólume a la superficie terrestre después de un dilatado viaje de varios años luz por el espacio a merced de múltiples y nocivas radiaciones desmembradoras que lo llenan todo.

 Con respecto a los “locos” meteoritos “portadores de aminoácidos”, sólo basta con recordar dos detalles. El primero es el argumento en el sentido de que un aminoácido no es un ser viviente ni mucho menos, pues de ahí al encendido de la chispa de la vida, existe un insondable abismo, y el segundo se refiere a la irresuelta cuestión acerca de la cual aún se discute; esto es si esos compuestos orgánicos hallados en los meteoritos, provienen de “otros mundos” o han sido productos de la contaminación del ambiente terráqueo pues esto ocurre rápidamente con cualquier material esterilizado en contacto con la biota de cualquier región planetaria.

 Además, las altas temperaturas desarrolladas por la fricción con nuestra atmósfera al penetrar un meteorito en ella, es suficiente para desintegrar, por movimiento molecular en exceso, toda delicada trama que apuntara hacia un proceso biológico.

 Finalmente, la suposición de que los gérmenes de vida puedan ser sembrados mediante los cometas que los contendrían en sus núcleos, tampoco convence por muchas razones, tanto en lo relativo a las sustancias orgánicas que “no son vida”, como a las señaladas para la entrada de los meteoritos en nuestra atmósfera. (A propósito, recordemos el desastre en la cuenca del río Tunguska, en Siberia, atribuido a un cometa que se desintegró en nuestra atmósfera, transformado en nubes plateadas).

 Además, aquí es necesario presuponer, cierta universalidad de la vida, según las creencias de muchos astrónomos actuales, tema a ser seriamente cuestionado.

 En cambio, el ambiente terráqueo, y quizás en especial aquel que reinó en los lejanos tiempos prebióticos (o protobióticos), son óptimos para el evento del origen del proceso biológico.

 Por consiguiente, concluimos en que si existe algún punto ideal para el origen y sostenimiento de la vida, este es precisamente nuestro planeta, por lo tanto la vida es bien terráquea sin lugar a dudas, corroborado esto por su ausencia en lo cuerpos explorados del sistema planetario como la Luna, Marte y Venus. Por deducción basada en las modernas observaciones técnicas, también hay que excluirla de los restantes cuerpos planetarios y satelitales naturales que orbitan el Sol, cuyas condiciones son hostiles tanto para la delicada trama vital conocida, como para alguna otra concebible por la ciencia biológica.


La vida ligada al acontecer cósmico

 

 S bien el origen de la vida es genuinamente terráqueo, no hay que perder de vista que se trata de un episodio cósmico. Aquí “cósmico” no significa en absoluto aquello que expresa etimológicamente el vocablo “cosmos” igual a “orden, armonía”, sino que empleo el término cosmos como sinónimo de universo, término muy en boga en estos tiempos, y que para mí, en una semántica propia incluso puede significar “Anticosmos”.

 La vida, entonces es un producto del cosmos con su accionar sobre uno de sus puntos o, para ampliar mejor el concepto, es el resultado pasajero de un accionar de una ínfima región del Macrouniverso sobre un punto que es la Tierra.

 Una prueba de que nuestro entorno nos influencia, nos la ofrece ese ingenioso a la par de sencillo invento del hombre: el espectroscopio, y el más complicado radiotelescopio. Mediante estos artefactos es posible conocer tanto la composición química de las estrellas, como las nubes de hidrógeno en profusión que emiten su “popular” onda de radio de 21 cm.

 Hacia cualquier punto que es enfocado este tipo de artificios, ya se trate de cometas, planetas, el sol, las estrellas, los quasares, galaxias… es posible detectar radiaciones del gran espectro electromagnético, lo que sumado a la energía gravitatoria, nos da la pauta de que somos el producto de “invisibles hilos cósmicos” manejados por el señor azar en el papel de titiritero Estos hilos, que son parte de él, se entrecruzan para darnos “el ser” y el movimiento por un instante en la eternidad anticósmica.

 Podemos decir que indirectamente, nuestra carne, nuestros huesos, nuestro psiquismo, toda sustancia química, todo tejido, toda célula, toda molécula, todo átomo que componen a la capa viviente de la biosfera planetaria, se gestó en lejanas regiones del espacio. Somos parte de una galaxia, poseemos porciones de Sol, nuestra materia energía en que consistimos (como una de las manifestaciones de la esencia universal) proviene del supersol primigenio, de aquel big bang que echó a rodar el mundo galáctico en expansión, aún de más allá, de otros grandes estallidos, es decir de un ciclo de expansiones y contracciones de nuestro microuniverso suscitado cierta vez en el Todo a partir de esencia preexistente desde siempre. (Para un más completo enfoque del tema, véase mi libro titulado: La esencia del universo).

 De allí provenimos en forma indirecta. ¿Debe entenderse con esto que la vida fue gestada desde siempre? De ninguna manera, porque es una originalidad, un accidente casual, novedoso, singular, y lo accidental, casual, y por ende indeterminado escapa a toda gestación pretendidamente finalista. Nada ha sido planificado El accidente azaroso es un escape de una secuencia de hechos encadenados que pueden obrar cíclica o aparentemente –y solo así- con relativa y transitoria “finalidad”.

 El proceso viviente carece de toda finalidad, salvo la de su supervivencia como hemos visto, lo cual constituye una “tautología” de la naturaleza, o llamémosle “círculo vicioso”, a saber: 1º) chispa de la vida; 2º) vida suscitada; 3º) ¿finalidad de la vida?: 4º) ¡vivir!, o… según mi concepción: sobrevivir; puesto que todo organismo consiste en una constante lucha molécula a molécula… y otros motivos existenciales.

 

    Ladislao Vadas

 
 

32 comentarios Dejá tu comentario

  1. Agu a falta de pensamiento propio cita a Roquefort, yo prefiero a Mozzarella con aceite de oliva y pimienta. PD: Decile a tus mentores que aparezcan, que salgan debajo de la cama y enfrenten el debate , que no pasa naa !!, que ta todo bien !! es solo seguir jugando !!, que pueden seguir diciendo pavadas !!, lo vamo a tolera sin drama, no lo vamo a cargar ma. Oca

  2. Agustina: Plenamente de acuerdo respecto de la intolerancia y mediocridad de cierta gente. Afortunadamente, esta vez los perros y partidarios del pensamiento único dejaron de ladrar y podemos seguir cabalgando en paz. No entiendo, en cambio, sus lamentos para con Vadas y Tribuna, que pierda cuidado que no extrañan a quienes hicieron siempre alarde de su mala fe y sus malas artes. Como tampoco entiendo a Ironics, que se ve que extraña sus punching balls, pero la diversión no puede tener tan alto precio...

  3. Salvador el foro estaba divertido, habia una esgrima intelectual despareja pero por lo menos nos entretenia. No podes negar que quizas fuimos muy duros con ellos, y ahora se acabo la diversion. Ni Alcira aparece por el barrio, pensar que cuando la veiamos venir de lejos, parecia el wing izquierdo de Sacachispas. Quedo Agu, pero esta muy chapita la pobre y asi la verdad perdio brillo el sitio. Maria solo pide paz y amor, parece una hippie de los 60, no divierte a nadie. Hasta Alejandro P.M. esta aburrido !!

  4. Ni el pescado aparece, aunque mas no sea para maldecir y prometer torturas celestiales en nombre del señor. Hasta lonjazos nos prometio (?) Es mas te prometo un mano a mano en cualquier esquina, por Ej. Corrientes y Rivadavia, Santa Fe y Paraguay, General Cangallo y Lavalle. Te doy fecha del combate, te va un 30 de Febrero ? De tres a tres y cinco de la mañana, te espero, voy con Frac y Ojotas, y para que no te confundas llevare una gorra multicolor, ah asegurame que venis, no me hagas esconder al pedo nabuco eh !! Mauro con sus plantitas tambien emprendio la huida, ahora su especialidad son los nabos que cultiva con dedicacion y esmero. Espero sinceramente que recapaciten, no abandonen el campo de batalla (manga de goncas) peleen por lo que creen, no importa que pierdan por goleada, lo importante es competir, o no ? O sera que si no pueden imponer vuestras creencias la discusion no tiene sentido ? Acaso no se aprende discutiendo ? Claro si se lo hace con buena fe, de lo contrario es esteril.

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