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Una sociedad conformista y conservadora, alimentada a mitos

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EL KIRCHNERISMO Y SU JUSTIFICACIÓN
EL KIRCHNERISMO Y SU JUSTIFICACIÓN

Los argumentos que se esgrimen parecen desbordar, de frente a quienes viven una nueva ensoñación, ensueño a la que hoy se llama “modelo” kirchnerista.

 

La situación es muy parecida a la de fines de los años ´90: el temor a un crepúsculo, el bosque de penurias que se aproxima y que nadie se animaba a mirar, se desmiente la crisis, aún ante las elocuentes pruebas, o simplemente se la niega como si las cosas ocurrieran o dejaran de ocurrir sin causa aparente.

Ya en 2000 se advirtió de la necesidad de una salida (ordenada) de la denominada convertibilidad. La convertibilidad fue otra ensoñación, un esquema que en aquel momento resultaba más y más ilusorio, a medida que los datos que arrojaba la realidad iban mostrando que el esquema era netamente monetario, no productivo, y que si bien había logrado algunos efectos necesarios pero no concluyentes, en cuanto al orden en la comercialización (disminución drástica de la inflación) y de la renta y nivel de inversión, no se había logrado en esos 8 o 9 años cambiar la matriz productiva, que continuaba siendo mayormente agropecuaria, y agro exportadora de granos y derivados, en el mejor de los casos.

Es cierto que la coyuntura internacional no solo no ayudaba en los ´90, sino todo lo contrario perjudicaba y mucho (dólar alto, casi el doble que hoy) por el peso de la deuda, dado que una de aquellas patas de aquel modelo era la inversión y el financiamiento externo, los commodities en sus precios más bajos.

A pesar de ello y los esfuerzos intentados, los altos costos locales (factor Argentino) no lograban modificarse. El “modelo” menemista tuvo su correspondiente costo social de desocupación y salarios congelados, y aún disminuidos, ya en el final de ciclo.

Las ventajas y desventajas de ambos “modelos”, el de Carlos Saúl Menem y el de Néstor Carlos Kirchner no han logrado remover las causas del atraso social, el subdesarrollo, la crisis de representatividad, la crisis institucional, la anomia general y la apatía política en la que parece haber caído nuestra Nación desde la gran crisis de 1989, momento del primer quiebre de las instituciones (renuncia anticipada del presidente Alfonsín).

La sociedad tampoco ha sabido ni ha querido un salto de calidad que implicaba grandes esfuerzos, como lo implicaban en los ´90 y también hoy.

Hoy, ante el evidente final de ciclo, resulta hasta desalentador tratar de explicar la próxima caída del actual “modelo”, aún contando con un portafolio lleno de razones, que se van poniendo sobre el tapete.

También, como en el anterior “modelo”, la sociedad no quiere ver. Mientras tanto, sobre ese enceguecimiento voluntario en el cual se refugia el pueblo, como quien se arropa ante el chiflete que anuncia el invierno cercano, se opera el sistema político, desde el poder mismo. Sistema Político que, a la postre, es chiquito, mendaz, caprichoso, patético, pero que sigue haciendo de las suyas como alquimista fracasado al que no le sale ni una de sus alquimias.

Leyes electorales de dudosa constitucionalidad y nula práctica, han producido una crisis aún mucho mayor, para felicidad del gobierno, y tristeza de los argentinos. Adefesios impresentables del tipo que hemos visto en estos últimos días, al estilo: “Sacamos a de Narváez de acá, lo ponemos allá, Alfonsinito, lo mandamos para adelante, Macri en capita, o no, Pino mide, puede ser, hay que ver… algo hay que tirarle a cobos, Michetti vice, ¿senador? Después vemos…”.

Este escenario de anarquía no es muy distinto a los cruces e incertezas que se viven por el oficialismo. El kirchnerismo —si a esta altura existe y no es un rejunte que se desenvuelve bajo la sigla cheque—, no está muy lejos de estas barbaridades:

En los bares clásicos de la rosca y que muchos de ellos distan menos de una cuadra entre sí, unos hablan de renunciamientos históricos (cuando Cristina empiece a hacer agua en Santa Fe, Capital y Córdoba) Hasta se habla de un renunciamiento histórico a favor de la hermana, de Alicia, quien viene organizando una agrupación llamada “COLIMA” (no “colina”… humoristas y graciosos, abstenerse).

Otros dibujan encuestas, las venden como si se repartieran volantes, y le ponen velas a San Camilo patrono de los enfermos (ruegan la cura de la bipolaridad, las crisis de llanto, las evasiones de reuniones que terminan abruptamente a los 5 minutos, las reclusiones en El Calafate).

Otros hablan de “superaciones del modelo” del “socialismo del siglo XXI” de Chavizaciones y de otros delirios varios.

Las danzas de nombres, candidaturas, expresadas en actos sin ningún sentido, son variopintas: Boudou, Tomada, Heller, Filmus, Télerman, Aníbal Ibarra, Vilma Ibarra, Sabatella, ocho candidatos, o ninguno, en un distrito en donde la palabra Kirchner no mide más del 15%... ¿Programa político, o de gobierno? Se desconocen…

En el oficialismo también todo es confusión, conspiración y temor. Quizá la medida más estratégica de la presidenta es guardar los cargos de Jueces y Fiscales vacantes que se encuentran en dicha condición, esperando el resultado de octubre, y con la necesidad de poner en los mismos a sujetos que aseguren la impunidad a través de una amplio accionar de autodenuncia a producirse entre octubre y diciembre de este año, un mecanismo ya bastante usado en épocas del anterior modelo (el mecanismo de auto denunciarse) Autodenuncia que intentará lograr que el Juez amigo recién designado le limpie la pila enorme de causas por corrupción, enriquecimiento ilícito, cohecho, exacciones ilegales, malversación de caudales públicos, Asociación ilícita, daño, incumplimiento de los deberes de funcionario público, extorsión, abuso de autoridad, etc. Piénsese solamente en Moreno, de Vido, Jaime, Echegaray, Boudou, Conti, D´ Elía, (siguen los nombres).

¿Quién es, entonces, el responsable de los fracasos políticos de los últimos 30 años, a los cuales seguimos echando loas, ocultando (y ocultándonos) como si no viéramos que el post proceso, al que llamamos democracia, viene fracasando continuamente?

 

 

¿Es la clase política? ¿Es la sociedad? ¿Son ambos?

 

 

Mientras tanto, las gentes, miran atónitas estos juegos en donde todo parece valer. Por inducción creen ver (mas no necesariamente comprender) que subyacen otros juegos, otras situaciones y que su condición de ciudadano (no el de simple gente) ha sido devaluada no solo en el campo de lo local, sino que los sistemas políticos globales han reducido la condición individual y su proyección social. Nace el conformismo, hijo del aturdimiento cotidiano, de la inexistencia de opciones autosuficientes, subjetivadoras.

Mientras tanto, las gentes, esperan. Esperar es el único rol que el sistema político le ha dado al individuo al que, dice, se debe representar. Se ejerce el esperar, en el léxico juvenil mediante “El Aguante”. El esperar, el no actuar implica ajenidad, no ser”o lo que es lo mismo, no actuar. El 30% al 40% de no participación del padrón electoral, sumado al engaño del “voto positivo” (se anula el no positivo) ya devela una carencia del sufragio y del sufragante.

Mientras tanto el oficialismo propone la organización. Estructuración, que no es otra cosa que el armado del aparato político oficial, desde el Estado y desde fuera del estado, omnipresente y con características definitivas de perennidad. A través de dicha continuidad se transforma en el establishment necesario. El interlocutor interno necesario y aceptado, en términos de Tony Negri, “El Buen Gendarme Local”.

Contra lo que muchos creen, luego del crack total del país y de la sociedad argentina en 2001/2002, se restauró en el ámbito local un orden tradicional.

Tras el velo de lo que los periodistas denominaron “gestos del kirchnerismo”, en especial en los años 2003 y 2004, subyace la supervivencia de un sistema basado en un terrorismo que se expresa mediante las relaciones económicas y políticas. En definitiva, un nuevo pensamiento único cosmético, tragable para el garguero de la pseudos intelectualidad medio pelo, clase media, y lectora de Página 12 K, El Argentino K, el resto de los medios propaladores del “multimedios” oficialistas.

La inteligenzia del aparato kirchnerista, muy afecta a la mentira, la operación política, la descalificación y el escrache, utiliza el miedo (miedo, con potencialidad de terror) y hace fundamento del mismo. Hace el “trabajo de zapa” del que hablaba León Trotsky, millones de zapadas, para lograr dinamitar la condición humana de la libertad, poner de manera moderna todos los recursos humanos bajo la maquinaria del sistema político que se confunde, en la realidad periférica y tercermundista que nos toca, con el Estado. No hay márgenes de disenso en la modernidad de terror del sistema.

No hay que asustarse con la palabra terror de hecho, la modernidad, es producto de la violencia y del terror de la revolución francesa, un movimiento más que sanguinario, y en definitiva la imposición del Estado no puede escindirse de sus procedimientos y de sus prácticas. La modernidad, en definitiva, es hija de la violencia.

Respecto, y volviendo a lo dicho con relación a los gestos kirchneristas del 2003, es lógico que hoy vivamos un proceso de verticalización del sistema Estatal, que se expresa en el imaginario kirchnerista y se proyecta como posibilidad del todo, y del recrudecimiento de dicha violencia: “Lo que está en potencia, pasa a ser acto” hubiera dicho Aristóteles si viviera por estas gauchas pampas.

 

Por ahora, solo amenazas: el apriete soft

 

Así el “Ni se atrevan”, ó el mentado “Profundizar el Modelo” ó “Continuidad, no hay retorno” o el “Ni lo intenten” responden más a expresiones que romances del verbo ideológico del proceso k, la no opción. Ese “Yo o El Caos” de la Propaganda Alfonsinista de 2007, que resultó ser un Yo y El Caos en 1989.

La novedad del control ejercitado desde el Estado, en donde una potencialidad de violencia de las masas amenaza a la supuesta burguesía, y que esta se encuentra atemorizada por el accionar de un gobierno produce no risa, sino, vergüenza ajena.

Se presenta un montaje, una parodia, una farsa en donde esta vez, El Estado no usa la violencia policial para amedrentar al obrero, sino, lo contrario.

Dicha pantomima de mala factura forma, quizá, uno de los angulares del montaje, la parodia, la chantada kirchnerista, veamos:

a- Ni las masas son masas en estos tiempos. Ni son masas obreras (son más que nada lumemproletariado viviendo del estado cuasi fascista subsidiador de pobres, un fascismo populista, un partido “porrista”) Hay que recordar la máxima peronista: “Cada uno debe producir aunque menos lo que consume” El que “produce” sale de la lógica del “alieni iuris” su suerte está atada a su producción, no a la voluntad de quien le acerca el pan a la mano, quien termina decidiendo por él (alienándolo, cooptándolo).

b- Ni los burgueses son el objeto de final de derrota, dado que lo que se les solicita es que “la pongan”. el aparato político k funciona como una Familia Mafiosa coyunturalmente a cargo del Estado, y en el futuro, eventualmente como banda extorsiva del Estado manejado por otros (ya lo vimos entre 199 y 2001 al señor Moyano “apretando” a Chacho Álvarez en el senado, o a la “Piba”, cuando Ministro de Trabajo de de la Rúa).

c- Que los objetos reales del “apriete soft” son los sectores no controlables: partidos políticos, instituciones, periodistas, medios de comunicación, clases medias urbanas. Son la contra cara de su accionar mafioso y fascista, lo que ellos denominan la articulación popular. En consecuencia, la otra mitad de la tarea consiste en la desarticulación del enemigo común el que puede ir cambiando, y al que se le irá pegando convenientemente desde la maquinaria armada, con todo lo que se tenga a mano. El único denominador común que jamás los K admitirán es al que se intente organizar, y de esa manera orgánica intente derrotarlos políticamente. El peor enemigo del kirchnerismo es la organización política popular, no una simple organización coyuntural o periodística, que demuestre en los medios sus atracos y falencias, sino una organización que sencillamente se organice y los derrote. Y los encarcele, claro.

 

Un lugar en el mundo neocolonizado. El nuevo orden global necesita de gendarmes eficientes

 

En términos políticos, modernidad y neo desarrollismo, no resultarían ser otra cosa que el nuevo orden mundial, y en lo local, el rol de gendarme y administración puntual y eficiencia. Estas ideas: nuevo Orden, Neo desarrollo y en especial neo modernidad son antónimos de los idearios de humanismo y libertad.

La modernidad global, que hoy se muestra con un mundo no seguro, con guerra en una decena de países, se expresa a nivel local a través del aseguramiento· del cumplimiento del rol esperable (neo colonialismo).

El PJ – FpV cumple el rol esperable. Resulta ser el régimen que Cristina Fernández ha heredado el de devenir en ser buenos. Así en uno de los viajes al exterior, la presidente Fernández fue hasta las oficinas de sus amos, la Barrick Gold, quien junto con otras extractoras de minerales baratos que la crisis mundial imploran en pos de reducir costos.

También hay que ser buenos con el BRIC, (darle todo nuestro acero a China, a cambio de migajas) ofrecerles nuestras auto-partes a Brasil, para que los Brasileños hagan grandes negocios mayoristas con unos 30 países, de autos ensamblados en parte en la Argentina.

Ser buenos productores de alimentos, cereales, oleaginosas y orientar la producción hacia sus necesidades, sin importar qué necesitamos nosotros, los argentinos.

¡Ni siquiera nos proponemos pensarlo antes, o planificarlo!

Otro rol que se cumple en nombre de nuestros mandamases del exterior es controlar al “Loco” Chávez, como convenientemente develó el site Wikileaks, rol que se le pedía a Lula y a Kirchner, que controlen al demencial Venezolano.

En definitiva, siempre se debe cumplir fielmente el correcto rol de neo-colonia periférica, y el único que lo asegura rápido y fácil es el Partido del Poder local, o sea el PJ-FpV.

En definitiva, volviendo respecto al profundo sentimiento individualista y conservador del ciudadano argentino, explica en un ensayo León Rozitchner lo siguiente:

“Esa marca se observa en el funcionamiento más trivial del sistema político argentino, cuyo formato ha sido fijado por el menemismo.

Los acontecimientos de diciembre de 2001 muestran esa caída de la ley en la Argentina y de su trama simbólica e imaginaria.

De la noche a la mañana, todo se disuelve como una pompa de jabón. La crisis de representación que emerge, algo que está lejos de ser un fenómeno de la política argentina, a mi juicio desnuda que el mismo concepto de representación no puede sino estar permanentemente en crisis. Por definición, el sujeto representante se pone en lugar del sujeto que representa. La crisis de representación involucra menos a los representantes que a los representados, porque justamente no se consideran representados por los representantes. Para muchos, la sociedad que sale a la calle había quebrado el más elemental principio de conformación de lazos sociales, anomizada por las políticas económicas, pero el individualismo exacerbado, la competencia salvaje, la guerra de todos contra todos, conforman un lazo social.

En diciembre de 2001, se adquiere conciencia de que ese lazo social no funciona pero, a mi juicio, se lo hace de modo profundamente conservador y restaurador.

En definitiva, los lazos comunes de liderazgo de Carlos Saúl Menem y Néstor Carlos Kirchner se funden en dicha desconfianza de representación, una fuga hacia el líder mitificado (y para el caso, descartable).

Es ese mito que hoy vemos en “San Néstor, El Koimanauta”. El Kiomanauta, el que “robaba, pero hacía”, latiguillo siempre vigente de la creencia popular argentina.

Esa tabla de salvación irrazonable y conservadora que generan las crisis logra producir estos procesos que hoy padecemos.

Fenómeno de retrogradación a los modelos conservadores y restauradores más arcaicos, y que son los que precisamente necesitan los mercaderes exteriores, un ordenamiento gendarme que garantice las extracciones y las remisiones de remesas al exterior continuas y en debida forma. Dicha naturaleza conservadora se nota en el conformismo de Cristina Fernández frente a la fuga de capitales, la desinversión y la falta de fe y descrédito local, la falta de negocios, en definitiva, todas aquellas necesidades que el Sistema de Nuevo Orden Global ha atribuido a nuestra Nación en el neo reparto del trabajo y los roles neo coloniales.

En concreto, con las formas sui géneris de por medio, seguimos viviendo en una sociedad menemista.

Las gesticulaciones del matrimonio presidencial, en estos 8 años, no logran trocar la esencia de las cosas.

 

Corolario

 

La crisis políticas recurrentes (´89 y ´01) provocaron una discontinuación de la realidad local en el contexto global. Estos fenómenos suelen ser costosos, tanto localmente como para los intereses foráneos. Dichas discontinuidades, en el mundo comunicado e informatizado de hoy en día, no son tolerables.

El 2001 ha evidenciado que la lucha política de partidos en la Argentina, como se concibe en términos del pensamiento central, resulta imposible, lo mismo que la alternancia de mandatos y la renovación de los nombres de los actores, por lo que vivimos un escenario africano al respecto: El que llega al poder solo piensa en perpetuarse.

Conforme todo lo anterior, y las necesidades globales la respecto de los amplios cambios mundiales, se ha propiciado una tolerancia global respecto de nuestro país, en el cual se nos sigue reconociendo como un Estado de Derecho ello dentro de un sistema institucional, a pesar que el sistema político de partidos a desaparecido virtualmente y las instituciones no funcionan. Síntoma de esta permisión sobre lo falso lo dan el narcotráfico, el lavado escandaloso de dinero, ausencia de sistemas de control efectivos, ejercicio de un sistema Judicial independiente, respecto al derecho de propiedad y la libertad de expresión. Todas estas falencias son disculpadas en la medida que nuestro país siga siendo negocio para las potencias que necesitan de las materias primas que necesariamente deben traccionar hacia su esquema productivo.

Se intenta dar viso de realidad a esta farsa política, que los partidos políticos existen, cuando no es así, la política solo se desenvuelve en derredor de un puñado de personas (con intensiones o fantasías mejores o peores) y esto no es lo que pasa en las democracias del mundo.

En definitiva lo que se debe garantizar desde los gobiernos gendarmes locales, es el correcto ejercicio interno de lo que se llamó pensamiento único. Pensamiento único no es, como se cree, que el sistema de poder haga que todos pensemos igual, sino que podemos pensar cualquier cosa, pero que no tendrá ningún efecto. Solo importa la opinión que se impone, sin reparos en las minorías…

En consecuencia, somos herederos del proceso, del fracaso alfonsinista y de la fiesta menemista: Somos víctimas de nuestros propios fracasos, como diría Freud: “El autoritarismo aparece donde no hay una autoridad legítima”.

Muy lejos estamos de la caída en desgracia de nuestros temores, que nos mantienen maniatados. Se ha dicho que: “La Ley se ha caído, Dios ha muerto… y por lo tanto todo es posible”.

Lamentablemente el “todo es posible” de Nietzsche era pensado en un hombre superador de sus miserias, un súper-hombre.

Muy distinto de las escuálidas metas argentinas del siglo XXI.

 

José Terenzio

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. Buenísimo ensayo. Hay una cosa que me molesta y que lo leo de seguido. Que en el mundo globalizado, los países exitosos con representantes que administran y cuidan bien a sus representados, estén obligados a cuidar a los pueblos que no han sabido elegir bien a sus representantes so pena de ser acusados de neocolonialistas. Si el pueblo canadiense me elige para que los cuide y administre bien sus recursos, tengo que usar a empresarios innovadores y de empuje como la Barrick Gold pero le voy a poner límites para que no hagan cualquier cosa en territorio canadiense. ¿Ahora tengo también que cuidar a la gente de Argentina que para eso tienen sus propios representantes?

  2. Como djo el Pepe Firmenich: "A nivel personal me tocó enfrentarme con una sociedad consevadora" Como siempre en este país intento de revolucion en pos del pueblo las reacciones de las clases altas y medias arremeten por el miedo que le tienen a los de clase baja. Es un pais, y lo digo con mucha tristeza, donde jamas se llegara a la igualdad porque el tope es un Rosismo o un Peronismo, para algunos idiotas que se dejan llevar por las narices, pensaran al Kirchnerismo como el nuevo rosismo-peronismo. El socialismo quizas no llegue, pero con que venga otro 45' estare mas que conforme a raudales.

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