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Salarios, los grandes perdedores del modelo K

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RECORRIDO ECONÓMICO DE UNA ARGENTINA INCIERTA
RECORRIDO ECONÓMICO DE UNA ARGENTINA INCIERTA

En los años ´80 —la llamada década perdida— los latinoamericanos, nos acostumbramos a escuchar la frase: “mientras los precios suben por el ascensor, los salarios subirán por las escaleras”.

 

A ningún analista se le escapa que los niveles de actividad, (PBI) la balanza externa y los niveles de inversión debían verse como cuestiones imprescindibles antes de analizar los salarios y su participación en la producción. El peso de la deuda, tanto exterior como interior, su nivel per cápita y su capacidad de repago, siempre se vieron como un impedimento para el desarrollo y para el impulso productivo.

El nivel de salarios —la variable que nos preocupa como gran derrotada del modelo— es determinada de manera inédita por el señor Hugo Moyano y la presidente Cristina Fernández durante los últimos cuatro años de manera inconsulta arbitraria, con toda la intención de fijar techos de negociación a los sectores de la economía real (producción de bienes y servicios), ello sin tener en cuenta el supuesto crecimiento y permitiendo que la inflación que nos ha vuelto a carcomer se deglute los acuerdos moyanistas - cristinistas, que siempre son inferiores al nivel de inflación de la canasta de alimentos, cuanto no del IPC.

Entiéndase que no se han tenido en cuenta el resto de los supuestos avances económicos, sencillamente porque son una construcción ficcional del poder.

Ni el producto bruto interno real en dólares es superior al de los ´90, ni el nivel tributario, ni el nivel de distribución salarial genuina han de permitir en términos reales, un aumento, sino una parcial recomposición de los mismos. Sí existen más puestos de trabajo; la mayoría improductivos y subsidiados (el Estado pagando sueldos, de una u otra forma). La renta se ha diluido, pero no ha superado la participación del 30% o 32% que venimos padeciendo en los últimos fines de ciclo desde hace no menos de 40 años.

Habrá más personas que cobren sueldos, pero la masa real a repartir y el porcentaje real de la torta, sigue siendo bajo. Los grandes ganadores son las grandes exportadores, petroleras, mineras, los grandes capitalistas, en definitiva, con la variante de que el proceso de extranjerización de la economía se ha acelerado exponencialmente desde la quiebra del 2001, a la fecha.

Para entender el porqué existe y existirá una pobreza estructural que ha generado marginación, debemos analizar un poco de que se tratan estas variables de las que nos hablan los gurúes de la economía. Repasemos un poco de historia local.

 

De dónde salimos, y qué obstáculos tuvimos 

La principal característica de la Argentina de los años ´40 era su pequeñez. Con apenas 14 millones de habitantes y 16 millones de toneladas de cosecha, era un país que dependía absolutamente de importar todos los bienes que necesitaba, ya sea de capital, o de uso. Apenas se abastecía (parcialmente) de sus alimentos. En aquellos años, ya habíamos perdido la gloria de ser el triguero del mundo. Las excelentes carnes, se exportaban casi en su totalidad y representaban la friolera del 35% del PBI. Así y todo, aquel PBI era infinitamente menor al actual, dado que la Argentina no solo contaba con poca población, nula mecanización de la producción, y un extenso y casi inacabable territorio, sino que contaba con casi un 70% de la población por fuera de las fuerzas productivas que movilizaban los recursos puestos en peligro con la crisis del año ´29.

Se podría afirmar, en ese orden, que previo al peronismo y como consecuencia de la guerra mundial, ni siquiera se podría calcular el producto bruto interno toda vez que el mundo estaba en guerra y el 90% de la economía nacional entre los años 1943 y 1944 estaba atada al pacto firmado con la corona Británica, y que hubo de denominarse “Roca-Runciman”.

Con la crisis de la guerra mundial —en la que participamos económicamente al no poder vender— el país recién empieza a dar algunos signos de existencia (obligada) con el forzado programa de sustitución de importaciones que tímidamente se emprende desde los sectores de las primeras industrias y el comercio.

Así, en los años ´40, y en especial luego del 4 de junio de 1943, la Argentina se autoobliga (política y económicamente) a construirse desde la nada, toda vez que el 80% de su economía estaba atada al comercio de algunos granos, la carne y otros sectores primarios.

 

Modelo para armar 

Así, en el primer peronismo observamos un gran nivel de incidencia del gasto público, una incentivación del proceso de sustitución de importaciones e inversión pública, todo de manera muy rápida y acelerada, dada la nula base desde dónde iniciar un proceso de industrialización. El país no se abastecía de petróleo, no existía un sistema interconectado eléctrico, ni centrales hidroeléctricas. No se producía cemento, apenas algo de cal, y no existían altos hornos, menos aún acerías. Todo el sistema, la matríz liberal de los años 1880-1938, consistió en importar casi el total de los bienes maquilados a cambio de inversiones extrajeras y la remisión de cereales (principalmente trigo) y carnes (U.K., luego, a EE.UU.) Se partió, entonces casi de cero, prácticamente sin caminos, y sin una estructura hospitalaria eficiente (hubo que aumentar el presupuesto de salud 50 veces), no existían planes de vivienda, ni política social alguna.

La construcción de obras y estructura a la velocidad del primer plan quinquenal se encontró con una creciente inflación producto de la demanda que generaban las rentas salariales que la heterodoxia imponía, a un ritmo del 2% al 3% anual y la escasez de oferta era bastante. Este ritmo, al cabo de cinco años resultó insostenible y, a pesar que el país carecía de deuda externa por haberse opuesto a los tratados de Breton Wons y a la formación del FMI, la imposibilidad de generar energía barata, la insuficiencia de petróleo, una exagerada intervención del Estado que afectaba algunas actividades privadas (que impedían de ese modo el incentivo a la inversión privada), malas política como la ley del agio, y sumado a todo esto a dos tremendas sequías (años 1952/1953), y ciertas reticencias del sector agropecuario a aumentar la producción, produjeron la necesidad de operar un cambio hacia medidas más ortodoxas.

Dichas medidas de enfriamiento del crecimiento, en los años ´53. ´54 y 55, que fueron implementadas por el ministro de Hacienda Dr. Alfredo Gómez Morales, lograron estabilizar la economía y seguir el camino del incremento. Todo lo contrario en el plano de la política, siendo quizá el 1955 uno de los mejores años económicos del país.

Aún así, esa nación de pocos habitantes, con un pequeño PBI, sin deuda externa, y muy joven desde lo productivo, había logrado que los trabajadores participaran como asalariados con un 47% de la renta general. 

 

La deuda externa, un error de las oligarquías argentinas 

            La posición liberal de la mayoría de los economistas nacionales, sumados a la contrarrevolución de 1955, y la no menos cierta (en aquel entonces) “Teoría del deterioro de los términos de intercambio” expresada por el antiperonista Raúl Presbich, movilizó a los sucesivos gobiernos de 1955 hasta 1973 (militares, o radicales con la proscripción del peronismo) a entrar en los Organismos Internacionales de Crédito, lo que comenzó a incluir la variable nada despreciable de un nuevo problema a los ya referidos de inversión y crecimiento: la deuda exterior. La misma tiene como específica característica que es en moneda externa, en consecuencia está atada al mercado de cambios.

Los países de Latinoamérica no poseían en realidad gran capacidad de endeudarse, y menos aún a tasas bajas, ni por cifras altas, y mucho menos por plazos largos con respecto a los países europeos, lo cual le generaban problemas de repago.

Los endeudamientos siempre parecían ser hechos a medida de quien prestaba y no adecuados a las necesidades locales del tomador. No solo eso, las corridas cambiarias y su consecuente caída de actividad, de la renta, de la inversión, y en algunos casos de la inflación en dólares, sumado al proteccionismo de los países centrales y la ineficiencia y corrupción local, impedían que cualquier financiación exterior tuviera el mínimo éxito respecto de los objetivos deseados, transformándose en una especie de espada de Damocles, sobre la cabeza de todos los argentinos. Este fenómeno aún está vigente, ocultado por el ruido cotidiano, pero con gran incidencia en la imposibilidad de un despegue económico que permita al país de una vez por todas desarrollarse.

En años posteriores, 1973-1976 se intentó (aún con una deuda externa baja, del orden de los U$S 6700 millones) retomar un proyecto nacional con orientación de la economía, pero aún los precios de los commodities no ayudaban y el país no generaba las divisas necesarias para encarar las inversiones y las obras que la empresa demandaba.

Antes de la dictadura de Rafael Videla, los argentinos debíamos U$S 320 per cápita. Los salarios, que participaban de un 40% de la renta, cayeron en 1976 al 30%, producto del denominado “rodrigazo”, y de los desmanejos de Isabelita de Perón.

Luego del desastre generado por el denominado “Proceso” y la Guerra de Malvinas, esa cifra (deuda per cápita) se disparó a U$S 1.500. Este hecho, sumado a la destrucción del aparato productivo (privado y público) de producción y empleo que generó el proceso militar, compuso los primeros índices de pobreza estructural y urbana que no se habían conocido con anterioridad. La pobreza nunca más bajó del orden del 25%, por más que las distintas administraciones que se sucedieron se empeñaron en ocultar los datos.

No solo eso, las clases medias motores de la economía y formadoras creativas de las denominadas “miniPymes” y Pymes caen estrepitosamente en un marco de inflación alta y con los peores indicadores exteriores para la región, que indudablemente fueron, para Latinoamérica, los años ´80.

Así, la deuda llegó a pesar per cápita en 1983, la friolera de U$S 1500 y la deuda era casi un PBI, U$S 46.000 millones de dólares.

Raúl Ricardo Alfonsín (1983-1989) no pudo doblegar la inflación, subió las retenciones agropecuarias, las que llegaron en 1989 al 40%. Los precios de los cereales fueron de los peores de los últimos años. La deuda tenía un peso específico muy alto para las finanzas del Estado, la misma se elevó en un 44%, y en el marco de la hiperinflación (producto de la inexistencia de valor de la moneda local, sumado a la imposibilidad de sostenerla con reservas, y tampoco poder pagar los servicios de la maldita e ilegítima deuda) el Gobierno cayó anticipadamente.

El salario se mantenía en un escaso 28% de participación en la renta general, pero como el país iba para atrás y la inflación era “híper”, la cuestión ya empezó a transformarse en problema de incidencia alimentaria, dado que los salarios no llegaban a cubrir un mínimo de la canasta básica porque se “los comía” la inflación.

Los índices de pobreza eran más que altos, aún en las personas ocupadas. Se trabajaba y aún con ello, se era pobre. La pobreza y la indigencia parecían instaladas ya como una imposición del mercado, y se empezó a ver que las decisiones políticas de los pueblos no podían, en tan inconveniente contexto, torcer el rumbo.

En 1989, en un marco económico desastroso, asume Menem (Carlos Saúl) quien lideró un dramático cambio y rumbo, tanto en lo político como en lo económico, que despertó un conjunto de contradicciones que se encontraban ocultas en la sociedad argentina desde la dictadura. El plan de Menem consistió en abrir la economía pero no ya sosteniendo el pesado aparato del Estado (principal factor de quiebra del período de Martínez de Hoz, que liberó la Aduana, sin bajar el gasto público) sino malvendiéndolo, mayormente, con diversas consecuencias.

Menem, durante 1990 hubo de vivenciar que el desastre se le caería encima como se le había caído a Alfonsín en 1984, 1988 y 1989; y después de bacilar y tratando de administrar una altísima inflación del orden del 30% mensual, se dio cuenta de que sin una política de “shock” se iban a repetir los mismos problemas de acogote del sector externo (deuda) y con inflación e improductividad interna (sumado esto a que nuestros cereales valía menos que nunca el maíz estaba en su piso histórico de U$S 75 y la soja en U$S 130 y quizá estos ínfimos valores habría voltead a Alfonsín al secarle el Tesoro…)

Menem lanzó en 1991 un plan antinflacionario denominado “de convertibilidad” (una especie de caja de conversión), lo que le permitió estabilizar la inflación y de esa manera gobernar por 10 años, destrozar el Estado a troche y moche, elevar la desocupación al 20% y todas las otras desgracias que vivimos y sufrimos.

La estabilidad con una economía de corte hiper liberal y un mercado financiero abierto provocó el efecto que, en poco tiempo, todo el aparato productivo trabajaba para pagar altos intereses a los bancos, banca que, sin restricciones ni orientaciones, se hacía el agosto.

Sin embargo, también es cierto que por primera vez el Estado argentino logró crédito a tasas inimaginables. Si el menemismo lo desaprovechó, es un problema local, en definitiva.

 Los argentinos que habíamos quedamos hijos del proceso, nos enamoramos del 1 x 1 y permitimos el desmantelamiento final de todo atisbo productivo.

La matriz de Menem proponía un país al estilo de Juárez Celman, una gran bicicleta financiera que solo le daba de comer a los banqueros, y no producía puestos laborales, encima, las “joyas de la abuela” se habían agotado.

En silencio, como pasa casi todo en nuestro país, se amplió como nunca la capacidad sembrada, y se llegó a aun PBI inimaginable de 300.000 millones de dólares.

Ya nos creíamos los “yanquis del sur”, como le gustaba decir a cierto embajador americano. La revolución silenciosa de un campo tecnificado muy distinto a los del 1900 o 1950, saltó de producir 2,5 millones de hectáreas a 4,5 millones, y en rindes muchísimo más: de 20 millones de TM en 1992, pasamos exponencialmente a 57 millones de TM. No existían retenciones, y los precios de las exportaciones eran tres veces menores a los actuales.

La hecatombe del Estado de 2001, siendo inevitable, trató de ser contenida absurdamente con descuentos a jubilados y estatales del 13%, o con flexibilizaciones laborales conseguidas vía Banelco, pero que no solo arrasó con las rentas (dado la magnitud del fenómeno abarcaba toda la economía), sino que el anclaje que toda la sociedad se encargó de soldar, empezando por el Gobierno de Fernando De la Rúa, terminó con el default total del Estado y todos sus habitantes (fue como el que acelera en una curva, esperando ver si el auto logra doblar, y se estrella aún peor).

Los argentinos vivimos entre 2001 (año de la cesación de pagos informal) y el 2002 (año de la destrucción de la convertibilidad y la caída total de los contratos y los pagos) una crisis similar a la de EE.UU. del año 1929. Se habían caído todos los contratos, no existía moneda.

Un presidente fugaz, Rodríguez Saá –el Adolfo-, cayó al proponer la creación de una segunda moneda, e incorporar a figuras desacreditadas del menemato.

Así, desaparecida la República Argentina en su faz de representación, bajaban los gobernadores a Buenos Aires como en 1811, 1920 o en la época de Don Juan Manuel de Rosas, para ver cómo seguía la cosas. Siendo que la papa era muy caliente se delegó el poder en la única figura con poder de movilización propio en ese entonces: Eduardo Duhalde, capataz de los temibles “Barones del Conurbano” quien inventara como presidente a un ignoto y alejado gobernador de una de las más distantes y pequeñas provincias (en cantidad de habitantes): a la postre Kirchner.

En 2001/2002 el nivel de pobres e indigentes era de casi del 45% de la población, la deuda se ubicaba en los U$S 150.000 millones, y el PBI había retrocedido a valores de 10 años anteriores, menos de 90.000 millones. La renta de los salarios es difícil de calcular, pero debe haber sido de las más bajas de los últimos 70 años. 

 

El invento Kirchner: ¿un Roosvelt, o un prestamista del fin del mundo? 

Crisis, Hoover, Roosevelt:

La crisis de 1929 en EE.UU. dio comienzo a lo que se llamó “la Gran Depresión”. 100.000 obreros americanos perdieron su empleo en solo tres días. Las causas de aquella crisis fueron: 1) ahogar al sector agropecuario (hasta casi su quiebra); 2) no atender el desempleo; 3) disparar el gasto público para sostener la producción; 4) aumento de las medidas proteccionistas a sectores improductivos; 5) subsidios a bancos, servicios etc.

Los desatinos generados desde la administración Federal del entonces presidente Hoover, que engordaba a los Rockefeller, echaba empleados y quebraba tamberos, fue dejada de lado recién tres años después con la llegada de Franklin Roosevelt, quizá el inventor de los EE.UU. modernos.

Roosevelt fue parte de la crisis del ´29, como gobernador en NY, vivió el hambre y las villas miserias en el mismísimo Park Avenue, en aquel ´29.

Su política económica New Deal consistió en estimular el gasto público mediante inversión en infraestructura, durante sus primeros años de gobierno ejecutó todo tipo de proyectos como hidroeléctricas, carreteras, escuelas y en general todo tipo de obras públicas, modernizando significativamente el país. Llevó a cabo una mejora social innegable, al mismo tiempo que democratizó una sociedad corrupta. Luchó contra las mafias, y debió afrontar los costos de la guerra. Lo hizo a través de la movilización de todas las fuerzas productivas públicas y privadas orientadas a ese fin.

Todo muy distinto a lo que hemos vivido en nuestra Argentina, veamos:

Crisis, Duhalde, Kirchner, Cristina.

Duhalde fue nombrado por la Asamblea Legislativa. Quiso perpetuarse, pero no lo logró. Intentó su continuidad a través de Carlos Reutemann, y luego viendo si era potable, de De la Sota, todos menemistas.

Temiendo Duhalde un nuevo triunfo de Menem, (lo cual ocurrió en 2003) utilizó de manera amañada la fragmentación electoral de los partidos (atomización del PJ y la UCR) y la eliminación de internas para evitar que este no solo ganara la interna del PJ, sino las elecciones nacionales a las que se vio forzado a convocar.

Néstor Kirchner, por descarte, fue el elegido por el poderoso Duhalde, y terminó siendo —de manera inimaginable— presidente con solo el 22% de los votos, imponiendo a su esposa en 2007, luego de 4 años de acumular riquezas y escándalos de corrupción, incluyendo el fraude en los referidos comicios.

En los mandatos de Kirchner, los partidos políticos nunca fueron convocados ni respetados, tampoco hubo internas. Kirchner no hizo una sola reunión de Gabinete, forzó el cambio de la Corte Suprema, y, si bien nos puede resultar agradable la nueva composición, representó un nuevo pisoteo a la Constitución de la Nación.

La democracia brilló por su ausencia, no se respetaron los fallos judiciales, ni la libertad de expresión. Hubo elecciones fraudulentas, con hechos de violencia, faltantes de boletas y gente que se iba o votaba cualquier cosa. Se documentaron más de mil casos ante la OEA del hecho y se cree que votó un 20% menos de electores que los normales (sumando blancos e impugnados).

Institucionalmente, Argentina es un escándalo de corrupción, y señalada como un país aislado y a la deriva en el mundo.

 

Economía y rebote. Crecimiento sin desarrollo, la gran oportunidad perdida 

Lejos de aprovechar las condiciones internacionales favorables y el fin del deterioro de los términos de intercambio, hoy la deuda del Tesoro aumentó a unos 200.000 millones, a pesar de que los cereales se multiplicaron por 2, por 3 y hasta por 5, como en el caso del principal cultivo: la Soya, o el “yuyito”.
Existe una desocupación estadística del 8,50% falseada por el INDEC, organismo malversado desde 2008 por el Estado, otro escándalo internacional. Estas cifras esconden los 60.000 millones de pesos distribuidos de manera arbitraria y sin control parlamentario entre subsidios al trasporte, a la energía, y a otros rubros.

El estado multiplicó la emisión monetaria a niveles escandalosos, sin control parlamentario

El Estado emprende hoy, y debe afrontar, un gasto público cinco veces mayor al de 2001, no siendo el producto bruto mayor, y todo ese gasto pesa sobre las mismas espaldas productivas.

El empleo público aumentó considerablemente. Sin la intervención (gasto) del Estado la desocupación (real) no sería menor al 15%, dado que también existen casi un millón de planes sociales que se suman estadísticamente por las hordas de Guillermo Moreno como personas ocupadas.

 La mayor parte de toda esta orgía financiera la pagan los trabajadores. En 2008, cada argentino tributó (en todo concepto) $6.777. El Estado se ha transformado en un glotón insaciable, cada vez “aprieta” más con los impuestos.

La carga fiscal inusitada es de casi el 27%. El Estado Federal se come tres de cada cuatro pesos tributados, destruyendo toda posibilidad de federalismo real.

A pesar que la cosecha de granos y oleaginosas de 2011 será la mayor de la historia argentina (88 millones de toneladas) y el Estado absorbe el 35% bruto más impuestos (casi 43% del valor local del cereal), en la Argentina existen no menos de un 35% de pobres e indigentes.

No obstante la enorme incidencia del Estado, mucho mayor que la del peronismo de 1945 a 1955, no se encaran obras públicas de envergadura, existiendo una acuciante crisis energética. No existen pronósticos, a pesar de la enorme masa de divisa ingresada, de que la pobreza se reduzca y deje de marginar, de excluir.

 

¿Crecimiento ó cree-y-te-miento? 

El crecimiento en pesos del PBI no logra conmover a un país que no consigue recuperarse. Cada Argentino que nace ya debe casi U$S 5.000.

Por suerte no ya al exterior en su totalidad, porque se ha repatriado parte de la deuda, volcándola al BCRA, al ANSES, y otros (vía bonos).

En 2003 el PBI era de U$S 230.000; en 1998 el PBI era de U$S 290.000; con la crisis del 2002, retrocedió a U$S 70.000, y hoy apenas roza los U$S 100.000.

¿Qué pasó, si se anuncia tanto crecimiento?

Pasó que a “Don Crecimiento”, a “Don Efecto Rebote”, y a “Doña Argentina Barata” del 2003/2005 se los comió “Doña Inflación”, y ahora su hermanita mayor, la “Doña Inflación en Dólares”. No solo el crecimiento es falso, sino, va atrás de la inflación. ¿Los salarios? Van atrás de la inflación… por la escalera.

Veamos algunos ejemplos:

EE.UU. no es un país igualitario o inclusivo como le gusta decir a los progres locales y a nuestra presidente, pero, así y todo, ocupa el lugar 15 en el mundo.

La Argentina, ¿es equitativa? Parece que muy poco… de ser un país con 70% de clase media, pasó a ocupar el lugar 71 en equitatividad.

¿Poco progre? Veamos por qué:

Cuánto salen las cosas elementales en EEUU y en Argentina (todo pasado a pesos)

- Nafta (súper): acá: $4,15. Allá:$2,90

- Leche: acá: $ 4,79. Allá: $3,90

- Queso: acá: $45. Allá: $26

- 1 kg. de milanesas: acá: $45. Allá $32

- Coca cola (2L) acá: $8. Allá $4,80

- 1 kg. de arroz: acá $9. Allá: %5,60

- 1 kg. de pollo: acá 8,50. Allá 4,50

- 1 kg. de carne: acá entre $ 36 a $40, allá: $28

- Vestimenta y zapatillas: acá entre un 50% a un 75% más caro que “allá”.

- Impuestos: el IVA en la Argentina es del 21%. En EE.UU. es del 2% para el Estado local y del 4% al Federal, total 6% (según los Estados, el 7% en Florida).

- Construcción (depto. zona residencial Miami): acá: $6.000 a $8.000 x m2. Allá: $4.000 x m2

- Crédito: Acá: a pagar en no más de 20 años, tasa anual, 22% a 30%. Allá: a pagar en mensualidades a 50 años, tasa 1,50% anual.

 

Corolario 

El efecto o sensación de bienestar inicial producido entre fines del 2002 y 2006 se ha terminado, fue el denominado efecto rebote incentivado por las condiciones internacionales únicas que se dieron en estos últimos años.

Hablamos de bienestar de manera relativa, dado que para el desocupado, obtener un mísero trabajado de súper explotación de entre 600 a 800 dólares, no lo coloca en la panacea, ni en una situación diferente a la de sobreviviente, pero resultó un concreto alivio coyuntural.

Los precios baratos que los turistas encontraban en la Argentina del 2004 hoy ya no existen más. Un café costaba $1,60/$1,70 en cualquier bar. Hoy, un café promedio sale $8,00.

En la Argentina se han perdido ocho preciosos años de oportunidades, los mejores años de los 200 años de vida de esta joven nación. Tristemente vemos que se ha engañado al pueblo, que no hay las inversiones que realizaba Roosevelt, tampoco el desarrollo industrial autónomo, ni en ciencia. No se institucionalizó ni democratizó el país para hacerlo más creíble, con menos “Guillermos Morenos”, “Oyarbides” o “D´Elías”.

Nuestro futuro es más que sombrío. Este proceso de decadencia se irá acrecentando. Este pseudo crecimiento se ha verificado, a todas luces, en los índices diversos (mayor exportación de petróleo, metales, minería, cereales, oleaginosas, alimentos, textiles autopartes), pero estos sectores no representan a la masa de asalariados, y dicho crecimiento no se ve reflejado en el nivel de salarios.

El resto de las actividades ajenas a las exportaciones extractivas representan el 80% de los trabajadores, y están atados a las rentas locales.

En consecuencia, se verán afectados seriamente por la próxima recesión, y la inflación en dólares que ya se viene desplegando desde hace tres años, como vimos, y que no solo ya “somos” muy caros en dólares, sino bastante poco productivos e inequitativos por nuestra economía mayormente agro pastoril y mineral extractiva.

Con esto queremos señalar que la inflación en dólares empeorará aún mas la situación de los asalariados, la distorsión abrumadora de los precios de los servicios subsidiados explotará, los gastos públicos no podrán seguir suplantando el empleo genuino que no se está generando (por la falta de inversión privada).

Suponemos que el nivel inusitado de reservas, logrado gracias al campo, consiga amortiguar la caída, y esta vez no se lleve puesto todo el sistema económico.

No podemos asegurarlo, sin embargo.

 

José Terenzio 

Fuentes consultadas
http://1.bp.blogspot.com/-3r8NdeyS-Xk/TV9J0GNfNLI/AAAAAAAACJE/4bJwVEO2U6E/s1600/Evoluci%25C3%25B3n%2BPBI.JP
http://www.fmmeducacion.com.ar/Historia/Notas/evodeudaargentina.htm
http://www.losandes.com.ar/notas/2010/11/11/inflacion-argentina-precios-dolares-salarios-pesos-526501.asp
http://www.insumisos.com/diplo/NODE/876.HTM
http://www.cehsegreti.com.ar/archivos/FILE_00000041_1286994495.pdf
http://radiopasillo.wordpress.com/2009/07/11/2003-2008-la-presion-tributaria-supero-el-25-de-los-ingresos-per-capita-la-mayor-quita-de-recursos-privados-en-la-historia-argentina/http://es.wikipedia.org/wiki/Franklin_D._Roosevelt
http://es.wikipedia.org/wiki/Demograf%C3%ADa_de_Argentina
http://www.revista2010.com.ar/agricultura/En-el-reino-de-la-soja.php 

 
 

7 comentarios Dejá tu comentario

  1. Grandioso resumen de historia económica argentina, la lucha por salir de la producción primaria y encontrar el camino del desarrollo de las potencialidades nacionales, la ideología mata la verdad y sin realidad no es posible estrategia de crecimiento y desarrollo, te felicito y comprometo para mas estudiar y convencer de la necesidad de no mentir y abusar de la falta de cultura económica del pueblo argentino de la que se aprovechan los que lograr llegar y usurpar el poder politico en nuestro país. Cuando esta mugre explote tal vez quede el consuelo de que algunos aprendan por la negativa , que es lo que no se debe repetir, estamos como en la era menen, seducidos por el abuso del consumo, al borde del abismo pero con soja y champan. abrazo

  2. Mauricio: Que me digas facho sin conocerme es una prueba mas de que sos un idiota con un libreto preestablecido. Gracias por confirmarlo.

  3. El análisis es bueno...pero como dice Mauricio no se puede comparar la economía Argentina con la de USA... es una incoherencia y hace perder a la nota todo tipo de seriedad...me hizo acordar a una publicación de perfil sobre que se podía comprar con un peso en el 1 a 1 y con un peso hoy...las mismas mercaderías o servicios...

  4. La nota es buena. pero faltaria agregar, q' nunca en este bendito Pais se hacen las Economias, Proyectos de Pais, Como engrandecer al pueblo con Trabajo Genuino. todo esto es; inaudito: PARA TODOS LOS POLITICOS, GOBERNANTES Q' NOS TOCARON PORQUE NOSOTROS LOS ELEGIMOS, EN LAS URNAS VEREMOS Q' HACEMOS TODOS AHORA, EN CUANTO AL SR.MAURICIO: Te contesto; si vos no sos facho, pienso q' ni siquiera saber dicernir sobre esta forma DE PENSAR, VIVIR, SI TUVIESES, UN POQUITO DE AMOR A TU PATRIA, A TU LABURO, A TU FLIA. A MENOS QUE ESTEMOS ANTE UN PARIA MAS.... DEJATE DE JODER, NO ETIQUETES A LA GENTE, DANOS TU OPINION, LA VERTIDA ACA, ES ESTUPIDAMENTE, INFANTIL, O PROPIA DE UN TARADO MAS. ESTAMOS ANTE: UN BO.. IMPORTANTE CONTESTAME SI QUERES, ASI, HABLAMOS DE POLITICA EXTERIOR, INTERIOR, FORMAS DE SALIR DE ESTE ATOLLADERO, QUE DEJARA, A NUESTROS HIJOS SIN NADA..

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