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Héctor Timerman: mi pasado me condena

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LOS DÍAS EN LOS QUE EL CANCILLER-PERIODISTA APOYABA A LA DICTADURA
LOS DÍAS EN LOS QUE EL CANCILLER-PERIODISTA APOYABA A LA DICTADURA

Héctor Timerman, flamante canciller y ex periodista, ha sido uno de los espadachines contra la prensa que el Gobierno ahora premia con el puesto mayor en la diplomacia argentina. Acabo de leer una parte del libro "Nadie fue", del ex jefe de Inteligencia de Menem y también periodista Juan Baustista Yofre, donde relata la historia del diario pro-dictadura que dirigió el joven Timerman.

 

Aunque ya hizo su autocrítica, dice que está arrepentido, como todos los humanos, Héctor se siguió "equivocando". Equivocaciones más leves, pero equivocaciones al fin. Fue candidato en las listas de Elisa Carrió primero, luego trabajó de panelista con Mariano Grondona, hasta que se volvió un kirchnerista cruzado. De las dos "ocupaciones" anteriores ya también se debe haber arrepentido. ¿Se arrepentirá en algún momento de su presente? Tal vez.

Por eso, este relato del diario para apoyar a Videla que creó Timerman —padre, y delegó en su hijo— vale la pena leerse. Héctor era, en aquella época, un cruzado como lo es ahora. Promocionaba a una dictadura asesina, tal vez por dinero, y eso debería ser juzgado con cierta compasión. Ahora, ejecuta un plan de acción para desprestigiar al periodismo, pero ya no por dinero. Es su convicción. Y también debería ser juzgado con cierta ternura. Timerman parece haber estado siempre, desde su juventud, en el lugar equivocado.

 

Un fragmento de "Nadie fue"

 

# “La Tarde”

El vespertino de la usina de la conspiración, dirigido por Héctor Timerman [20]. Nació una semana antes del golpe y terminó cuando falleció David Graiver, cinco meses más tarde.

El socio de Jacobo Timerman en el matutino “La Opinión”, Abrasha Rotenberg, relató en su libro “Historia Confidencial” que el vespertino “La Tarde” fue inspirado a principios de 1975 por un equipo que integraba junto a Jacobo Timerman, Luis Clur y Oscar Ruiz. Y de cerca lo observaba otro socio de Timerman, el financista David “Dudi” Graiver.

El modelo fue el alemán “Bild Zeitung”. Rotenberg relató que él pretendió dirigir el vespertino, pero que Timerman se negó. En su lugar fue nombrado Héctor Timerman tan sólo por llevar el apellido de su progenitor. Disconforme con esa decisión Rotenberg se alejó del proyecto: “Para mí ‘La Tarde’ ya no existe”, le dijo de manera terminante a su socio. Tiempo más tarde, frente al desorden que reinaba en la redacción y el desconcierto de sus contenidos, Rotenberg fue llamado y prestó su auxilio.

Entre varias críticas que le hizo al vespertino en ciernes, dijo que “La Tarde” “pecaba de un notorio divorcio entre las premisas teóricas que conformaban su filosofía y la manera de aplicarlas: era una suma de excelentes materiales en busca de un objetivo desconocido.” Ese fue el punto central, lo “desconocido”, porque Jacobo Timerman no se lo contó. Oficiales navales que rodeaban al almirante Emilio Eduardo Massera relataron que “La Tarde” nació el 16 de marzo de 1976 para crear el clima de lo que sobrevendría una semana más tarde, el golpe militar. “Lo apantalló” fue la respuesta más directa.

Si se observan algunos de sus ejemplares –no resultó fácil encontrarlos, porque fue un fracaso y duró solamente cinco meses– se verá que se convirtió en una obscena usina del apoyo que Jacobo y su hijo Héctor Timerman, brindaron al “acontecimiento” castrense.

Así, el miércoles 17 de marzo, en su segundo número, todos los títulos de la tapa atizaron el clima caótico. Resaltaron el clima de la crisis. La palabra “golpe” esta en un recuadro de la tapa en el que se relata una anécdota del ministro de Defensa.

El título, a toda página: “Transportes: Alza y repudio popular”. Otro: “Se acentúa la falta de alimentos.”

“Argentina hoy: bombas, secuestros y carestía”, una radiografía perfecta de la realidad que años más tarde no es reconocida. También en la tapa figura un dibujo en el que se ve a cuatro individuos secuestrando a una persona, con el siguiente comentario: “Al principio, impresionaban. Luego, se sucedieron en tal escala que dejaron de ser novedad. Todos los días algún secuestro, sobrecogiendo el ánimo argentino.”

Junto a una foto en la que se ve a varias mujeres se lee: “Ola de atentados: anoche fueron 6 atentados en Barrio Norte. Antes, una salvaje demostración que mató y mutiló a militares y civiles. Las bombas son plato diario del nacional.” Otra foto, a dos columnas, retrata a una señora, acompañada de otras mujeres, bajo el titulo: “El país que dijo adiós al bife. La madre intenta explicar a sus hijos: no hay carne.” La central fue patética: como era el primer día de clase, mostró una serie de fotos de edificios escolares desvencijados, derruidos, por la falta de manutención estatal.

El ejemplar Nº 6 del lunes 22 de marzo de 1976 llevó en la tapa una volanta y un título catástrofe: “Un récord que duele: cada 5 horas asesinan a un argentino” y a renglón seguido “Terrorismo: sigue la escalada de crímenes.” Una gran foto del teniente general Jorge Rafael Videla, rascándose la punta de su bigote, ilustra el comentario que informa que junto a sus pares, el jefe del Ejército continua “analizando el desenlace de la crisis político-institucional que afecta a la republica.” Al lado de esa foto otro título: “Matan a Santillán.”

En la página 2, la habitual columna de Horacio de Dios tuvo un final angustiante. Luego de referirse a que “no sólo de elecciones vive la democracia” y a “la sangre que sigue corriendo a raudales” en el país, continúa: “La hiperinflación ha llegado a la violencia. Los records de asesinatos y bombas sólo pueden compararse a los alcanzados por los precios. Dos formas del terror que pueden convertir al cuarto oscuro en un espejismo de cartón pintado...”.

“Terrorismo: Se acentuó la escala asesina. Acuartelamiento de la policía bonaerense”, fue otro de los títulos de tapa en los días previos al miércoles 24.

El día del golpe, el vespertino tituló: “Prestó juramento la Junta Militar, para reorganizar a la Nación.”

Otro: “Videla denunció una campaña de difamación.” Y con letras mayores informaba sobre la “Vigencia de Derechos Humanos”.

Luego del golpe, en su ejemplar Nº 10, con fecha 26 de marzo de 1976, a toda página anunció: “Videla es Presidente.”

Una foto muestra a Jorge Rafael Videla con uniforme de verano haciendo el saludo militar con los ojos entreabiertos. No se sabe si la foto poco propicia era una crítica a lo que se vivía, o que ya había comenzado la tarea de desgaste a Videla por parte del almirante Emilio Eduardo Massera.

A una columna y con el título “Numerosos detenidos”, se publica el listado de los dirigentes justicialistas detenidos, llevados a los buques “Bahía Aguirre” y “Ciudad de Buenos Aires”. Para dar un poco de optimismo a los lectores se informa que existe “normal abastecimiento” en el país.

Adentro, en la página 4, se acentúa el optimismo: “Sorpresa, hay alimentos y a menor precio”.

La contratapa no tiene parangón. Tituló a cuatro columnas que “EE.UU. reconoció a la Junta y llega crédito del FMI”. Y el artículo siguiente, con foto, informó: “Phillipeaux detenido cuando fugaba”. Trata sobre el teniente coronel (R) Adolfo Phillipeaux, ex Secretario de Deportes, detenido cuando intentaba fugarse a Chile portando armas de guerra y 100 millones de pesos (el dólar paralelo se cotizaba a razón de 35.000 pesos por dólar). Muchos comunicados encontraban lugar en el vespertino.

También otros que informaban sobre “Ex diputados detenidos. Abal Medina dirige célula extremista”. Lo que a todas luces era una gigantesca mentira.

A principios de agosto, “La Tarde” seleccionó cuatro ciudadanos “notables” para los argentinos: El general Antonio Domingo Bussi; monseñor Vicente Zazpe; el cardiólogo René Favaloro y el Ministro de Educación, Ricardo Bruera, simplemente por enaltecer los “objetivos y sentimientos comunes a todos los habitantes del país.”

El 7 de agosto de 1976, en un accidente de avión, murió “Dudy” Graiver, el socio capitalista de Jacobo Timerman. A los pocos meses dejó de salir “La Tarde”. Y en abril de 1977 se destapó la conexión financiera entre la organización Montoneros con Graiver, en el que éste aparecía administrando fondos logrados a través de secuestros, robos y crímenes. Lo que dio en llamarse “el caso Graiver”.

 

Darío Gallo
Bloc de periodista

 
 

11 comentarios Dejá tu comentario

  1. La palabra "antijudio" por poner en evidencia grafica y conceptual la tematica antijudia, ES antijudia así que debe también prohibirse, todo una paradoja tautológica

  2. quizas los civiles pedian que vengan los milicos en el 76, por el tema de las muertes por la guerrilla, etc, pero nunca pensaron que los milicos iban a violar, matar, torturar, y todas la atrocidades que hicieron, creo que los civiles que apoyaron el golpe,estan arrepentidos.

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