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LOS EMPRESARIOS FRENTE AL DISCURSO DE KIRCHNER
LOS EMPRESARIOS FRENTE AL DISCURSO DE KIRCHNER

El dúo Marcelo Bonelli-Gustavo Silvestre hizo “glup”; cabecera del programa A dos voces –del canal de cable Todo Noticias del Grupo multimedial Clarín-, en la noche del miércoles 14 de mayo, cuando el primero de los nombrados quiso salirse de las preguntas sin sentido que le propinaban al presidente electo Néstor Kirchner. Pues Bonelli tenía una espina en el zapato, una molestia que le atragantaba la garganta desde hacía unas horas. Porque le había sorprendido una frase del discurso vespertino de Néstor Kirchner, en el hotel Panamericano Inn: “No he llegado hasta aquí para pactar con el pasado. No voy a ser presa de las corporaciones. El retiro de la fórmula (Carlos Menem-Juan Carlos Romero) es absolutamente funcional a ciertos grupos económicos que se beneficiaron con privilegios inadmisibles en la década pasada, al amparo de la subordinación financiera”.

 

Entonces, (Bonelli)“comprendió con la velocidad del rayo que debía impedir que Néstor Kirchner siguiera hablando tal como lo estaba haciendo, y lo regresó a las preguntas intrascendentes que le habían dirigido antes, similares a las de Gustavo Silvestre, su compañero”. Obviamente Bonelli, muy rápido de reflejos, sabía muy bien que los aludidos por el novel presidente estarían haciendo plop mientras miraban la TV.

Y no se equivocaba en lo más mínimo. Al día siguiente, un despacho de la agencia INFOSIC puntualizaba que “el economista del establishment Carlos Rodríguez, ex viceministro durante la gestión de Roque Fernández, tomó con indignación las críticas del presidente electo, Néstor Kirchner, a los grandes grupos económicos y advirtió que llegará al gobierno con "poder prestado". Rodríguez, rector de la neoliberal universidad del CEMA, comparó a Kirchner con el "Ayatollah Komeini" por la "ira" demostrada en el discurso que brindó ayer, y con el "soldado Chamamé" por la aparente incertidumbre que generan "sus capacidades" de gestión. En una entrevista publicada por el diario Ámbito Financiero, consideró que el jefe de Estado electo demostró con su retórica ser "muy proclive al exabrupto y al populismo de izquierda" y, además, remarcó que "tiene la plata en Suiza", en alusión a los fondos de Santa Cruz depositados en un banco de ese país.

"No fue muy afortunado el discurso que dio luego de conocer la renuncia de (Carlos) Menem. Me hizo acordar al Ayatollah Komeini cuando invocaba la ira de los dioses contra los enemigos derrotados. Tendría que haber tenido más mesura y humildad en la victoria, virtudes que ayer obviamente no demostró", señaló. A lo largo de la entrevista, el economista mencionó en tres ocasiones que Kirchner logró la Presidencia con "el 22 por ciento de los votos, de los cuales 20 por ciento son prestados", en referencia al respaldo bonaerense que le dio el presidente Eduardo Duhalde. En ese sentido, opinó que el hasta hoy gobernador de Santa Cruz "requerirá de los políticos a los cuales ayer denostaba como un peleador de lucha en el barro".

"El mismo día que comience su gestión tendrá que comenzar a negociar con el Congreso, donde hay muchos de los dirigentes que ayer atacó casi salvajemente", remarcó. Rodríguez se manifestó indignado por el discurso de Kirchner de "condena a los grandes grupos económicos", pese a tener los fondos de su provincia en Suiza donde, indicó, tienen sus depósitos "esos grandes grupos". Además, dijo desconocer "cuáles son sus ideas sobre política fiscal, sistema financiero, política monetaria, deuda, apertura económica, reforma laboral, reforma del Estado, etcétera" y admitió que "probablemente, cuando pare la fiesta de la victoria, comience a develarse la incógnita".

En tanto, pronosticó que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien continuará en su puesto, tendrá en la gestión de Kirchner "menos poder que el que tuvo con Duhalde pero con mayores necesidades de reformas impostergables". Con todo, el exponente del establishment le deseó a Kirchner que tenga "toda la suerte y la lucidez del mundo.”  Más claro, favor de echarle soda.


Y en este rincón

Autoborrado Carlos Menem del escenario electoral, pero aún no del político, Néstor Kirchner salió con los tapones de punta. Y pegó duro, apuntando particularmente a aquellos que durante la gestión del caudillo riojano recogieron “verdes” a paladas. Lo malo es que a estos aludidos por el santacruceño, no les gusta perder ni a las bolitas. Según un artículo de Alejandro Rebossio aparecido en La Nación, se afirmaba que “la mayoría de los empresarios no se sintió incluida entre las corporaciones a las que teme el presidente electo. ‘Fue una definición sobre la marcha. Hay cosas que se declaran y otras que se hacen’, dijo el vocero de  una empresa de servicios públicos. ‘Aunque nos pongan muy nerviosos las palabras de Kirchner, nadie dirá nada porque tenemos negociaciones por delante’, opinó un ejecutivo del mismo sector. ‘En la medida en que tome más contacto con el mundo, en que viaje más, se irá amoldando’, dijo un banquero nacional, sin denotar la más mínima inquietud. ‘A la hora de las decisiones, lo veo más cerca de Lula y de (Ricardo) Lagos que de (Fidel) Castro o Chávez’, comentó el director general de un banco extranjero.                

El presidente de Acindar y vocal de la Asociación Empresaria Argentina, Arturo Acevedo, se diferenció por su inquietud de que las palabras de Kirchner se transformen en hechos: ‘Temo una economía dirigista. Hay resentimiento contra las empresas’. Entre las Pyme, la Coordinadora de Acción Productiva apoyó a Kirchner y la Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias (CAME), que preside Osvaldo Cornide, vinculó su legitimidad al modo en que asuma los problemas pendientes.”          

Pero las palmas al sempiterno gorilismo, la llevaría otro artículo del citado matutino. Firmado por Carlos Reymundo Roberts, puede leerse que “Néstor Kirchner acababa de terminar su discurso de ayer en el Hotel Panamericano cuando sonó un teléfono en la Redacción de LA NACION. Desde uno de los grupos industriales más fuertes del país alguien alzó la voz de alarma: ‘Empezó con el pie izquierdo’.

Quería decir que empezó mal pisado -esperaba unas palabras más cercanas a la magnanimidad que a la barricada, comentó- y quería destacar también su perplejidad ante un mensaje que consideró sesentista, por su color ideológico y su carga de resentimiento.

En una multinacional que sufrió la muerte de dos ejecutivos a manos del terrorismo, la alusión del presidente electo ‘al mayor aparato represivo que le haya tocado vivir al país’ fue vista al menos como inoportuna.

                    
De político a presidente                       

Desde un banco de inversión en Wall Street, un analista de mercados emergentes que acababa de leer en los despachos de las agencias noticiosas las palabras de Kirchner saltó en su asiento: ‘¿Pero este señor no aprendió nada después de haber hablado con Lula y con  Lagos?’.

En los Estados Unidos -contó, para marcar el contraste-, todas las acciones y palabras del presidente de Brasil son seguidas con sorprendida admiración. "Supo leer muy bien los signos de los tiempos y, sobre todo, supo que una cosa era ser dirigente gremial y otra, muy distinta,

presidente de una de las diez mayores potencias industriales del mundo."

Hombres de los negocios y de las finanzas que buscan interpretar los acontecimientos políticos desde una perspectiva desapasionada sostenían ayer que no es el tono claramente progresista de Kirchner lo que los inquieta, sino el hecho de que no pareció percatarse de que el candidato debería haberle dejado ya su lugar al presidente. El dirigente político, al hombre de Estado.

Pero enseguida agregaban que por un par de nubes cargadas no puede hablarse de tormenta. Alguien recordó ayer que el propio Eduardo Duhalde reconoció hace poco en una entrevista que estaba arrepentido de sus excesivos ataques al sector financiero en los tiempos en que se estrenaba en la presidencia.                       

Como suele ocurrir cuando llega un nuevo ocupante a la Casa Rosada, especialmente en circunstancias críticas, la dirigencia empresarial que se manifiesta orgánica y públicamente cerró filas ayer en torno del gobierno que está por instalarse.

El mensaje más explícito en ese sentido fue el de la Unión Industrial Argentina.

                    

"Preocupante"

Pero no es allí sino en las conversaciones reservadas donde afloran los temores por lo que se consideró un  mensaje llamativamente virulento y salpicado de rencor.

Un alto directivo de una empresa automotriz europea no salía de su asombro. "Es un discurso retrógrado y preocupante, y para decir lo que dijo mejor habría sido que se callara. No sé por qué agrede a sectores con los que necesariamente tendrá que trabajar para sacar al país de esta terrible crisis", disparó.

Ya anteayer el campo de los negocios empezó a conmoverse, no tanto por la inminente deserción de Carlos Menem a la segunda vuelta electoral, sino por lo que aparece como una inevitable fractura del justicialismo.

A los hombres que se manejan con números, las cuentas de la gobernabilidad, así, todavía no les cierran. Y se preguntan en qué momento Kirchner se bajará de la tribuna para empezar a entenderse con el establishment.”

La Nación, desde su fundación por Bartolomé Mitre, siempre se distinguió por ser el vocero de la oligarquía agroexportadora primero, y para convertirse luego en el bastonero de la patria financiera. Por eso, recoge las preocupaciones de los exponentes de ese sector que instan a que Kirchner “se baje de la tribuna”. La pregunta del millón, es como reaccionarán si el santacruceño no cambia como lo hizo Menem y sigue en sus trece. Seguramente, algún mal pensado evocará el destino de Raúl Alfonsín; quien tuvo que renunciar en mayo de 1989 en medio de saqueos y de remarcaciones de precios. O el de Fernando De la Rúa, el prófugo del helicóptero en la azotea de la Rosada.

En vista de esto, el desafío que le espera a Néstor Kirchner, a partir del próximo 25 de mayo, es de hierro. Pues si acata sin chistar los dictámenes de estos señorones indignados y temerosos, el país explotará peor que en las jornadas de diciembre de 2001. Pero en caso contrario, estos mismos podrían armar una suerte de conspiración que tenga como destino un tercer mandato de Carlos Menem, como se deslizó en algunos informes de inteligencia.

Por eso, lo que vendrá en esta Argentina sin dudas será apasionante. Continuará, en el próximo número.

 

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